En el mes de Septiembre de 1985, esta Hermandad pudo hacer realidad uno de sus más anhelados sueños, el poderse eregir canónicamente en una Parroquia, el poder dar culto a su Imagen Titular, a la que solo se podía contemplar en Cuaresma y en la Semana Santa de cada año. El formar parte activa de una Comunidad Parroquial. El sentirse integrada y arropada por todo un Barrio que desde el primer momento supo identificarse con ella y con las personas que integraban su primitiva Junta de Gobierno.
Era la misma Hermandad, con la seriedad y responsabilidad que siempre le ha caracterizado, pero que empezaba una nueva y fructífera etapa donde ya todo tenia más sentido, porque había una Parroquia y un Barrio donde poder trabajar con plena libertad y comprensión, había puertas y corazones abiertos.
La figura de su Párroco Juan A. Valenzuela García, fe decisiva porque en él siempre encontramos diálogo, estímulo y cariño, de la comunidad Parroquial recibimos idéntica respuesta, para nosotros en aquellos momentos supuso un gran orgullo pertenecer a ella y trabajar desde el primer momento junto a ese inolvidable y querido grupo de Personas.
Y fue en Septiembre de 1985 cuando acometimos las obras de un sencillo y modesto altar en la Parroquia, para poder albergar a la primitiva Imagen del Señor en la Oración en el Huerto, siendo en ese mes donde solamente celebramos la primera Eucaristía de Acción de Gracia, conmemorativa de ese inolvidable día.
Esta humilde Hermandad había logrado sus objetivos; una Parroquia, un Barrio, una Hermandad.
Empezaba una grande, nueva y apasionante historia.