Recoger las ilusiones de os más pequeños es una experiencia inolvidable, y esa fue mi tarea unos días antes de la llegada de mis Reales Jefes, los Magos de Oriente.
El día 3 de enero me tenían preparado en la entrada de la parroquia San José un precioso recibidor, organizado con mucha ilusión por el grupo joven de la Hermandad. Los jóvenes lo tenían todo listo, el sillón real, el buzón donde recoger las cartas y los caramelos para los pequeños.
Ya estaba todo organizado así que me senté en el sillón, ataviado con mis mejores galas, puesto que la ocasión lo merecía, a la espera de la llegada de los niños. Poco a poco fueron llegando, al principio, algunos me miraban con miedo pero cuando veían los caramelos empezaban a sonreír y se acercaban. Es difícil expresar con palabras lo que se siente cuando alguien tan pequeñito se sienta en tus rodillas y con tanta ilusión deposita en ti todos sus deseos, porque ya falta poco para el gran día y evidentemente todos han sido muy buenos. Esta sensación es lo mejor del trabajo de Cartero Real.
Estos son los días en los que se hace el balance del año y bueno, siempre aparece alguna que otra trastada, o a lo mejor las notas no han salido como se esperaban o quizás nos hemos peleado con nuestros hermanos o enfadado con los papás. Y todo esto lo tenemos que tener en cuenta para poder mejorar el próximo año. Pero lo más importante es buscar las sonrisas, los buenos ratos y los días más felices del año. Esto es lo que tenemos que aprender de los niños que en estas fechas buscan los mejores momentos del año para contárselo a los Reyes, y a los adultos a veces se nos olvida que nosotros también tenemos que escribir nuestras cartas.
Durante toda la mañana fueron pasando numerosos pequeños de todas la edades, todos con su cartita en la mano y con la ilusión de que llegue a su destino. Esa es la confianza y la responsabilidad que depositan en mí. Y esto es lo segundo mejor de mi trabajo como Cartero Real, transladar las cartas a Sus Majestades. Abrir el buzón y leer los mensajes me contagia de felicidad con la que fueron escritas.
Ya sólo me queda decir que este año volveré a estar aquí, en la entrada de la parroquia y que espero que todos los niños, y los no tan niños del barrio se acerquen dejar su carta que yo cumpliré fielmente con mi labor y las entregaré a sus destinatarios, SS.MM los Reyes Magos.
El Cartero Real